"Otros hacen en estas paginas sabias crónicas de amor y desamor de este entrañable personaje de nuestro cine, así que este escribidor, de prosa sosa y roñosa que moja su pluma despeinada y flácida en el tintero de una ilusión ilusionada, solo quiere subrayar en este preámbulo ambiental que Emiliano Piedra entra con calzador dentro de la industria del cine donde anidan una serie de especimenes de la fauna humana, muy difíciles de catalogar, destacando como denominador común un abanico de mercaderes cuya miopía cultural es total. Meros instrumentos de una fabrica que vende "Cultura" (?) veinticuatro veces por segundo en unas salas oscuras, en el reino de las sombras rasgadas por la luz de un proyector que ilumina un lienzo de plata."
Extracto de la introducción de Matías Antolín